martes, 3 de febrero de 2009

El Valor De Una Sonrisa


No cuesta nada, pero crea mucho. enriquece a quienes la reciben, sin empobrecer a quienes la dan. Ocurre en un abrir y cerrar de ojos, y su recuerdo dura aveces para siempre. Nadie es tan rico que pueda pasarse sin ella, y nadie tan pobre que no pueda enriquecerse por sus beneficios.

Crea la felicidad en el hogar, alienta la buena voluntad de los negocios y es la contraseña de los amigos. Es descanso para los fatigados, luz para los desepcionados, sol para los tristes, y el mejor antidoto contra las preocupaciones. Pero no puede ser comprada, pedida, prestada o robada, porque es algo que no rinde beneficio a nadie a menos que sea brindada espontánea y gratuitamente. Porque nadie necesita tanto una sonrisa como aquel a quien ya no le queda ninguna que dar.

Dame en tu hijo Padre la sonrisa que anima.
Dame en tu hijo Padre el Espíritu Santo que ilumina.
Dame en tu hijo Padre la fuerza que impulsa.
Dame en tu hijo Padre la Madre María que acaricia.
Dame en tu hijo Padre el poder que protege .
Dame en tu hijo Padre la conducta que dignifica.
Dame en tu hijo Padre la paz que armoniza.
Dame en tu hijo Padre el gobernar con amor.
Dame en tu hijo Padre el obedecer con presteza.
Dame en tu hijo Padre la fe que da confianza.
Dame en tu hijo Padre la esperanza que no defrauda.
Dame en tu hijo Padre el amor que da felicidad.
Dame en tu hijo Padre, la gracia de la Oración que me une a TI con el Hijo en el Espíritu Santo.... AMÉN.

FranK Irvirg Fletcher; P. Walter Zapata.